Comer es uno de los grandes placeres de esta vida y los perros le sacan el máximo partido. No obstante, su apetito voraz les lleva a emplear métodos poco ortodoxos como el robo. En ese instante hay que domar su apetito y enseñarles un poco de etiqueta canina.
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En ocasiones el destino ofrece tentadores bocados que ningún perro podría resistir. Por ejemplo, imagine unas escalopas de ternera rellenas de jamón y queso, cuidadosamente alineados sobre el mármol de la cocina, sin ningún vigilante a la vista. La tentación fue demasiado grande para Francine, un Cobrador dorado, que se las ingenió para robar tres de los cuatro cordon bleus crudos mientras su amo, John Murphy de Fort Worth, Tejas, hablaba por teléfono. Acto seguido, Francine salió por la puerta trasera, dió unas cuantas vueltas al patio corriendo y después vomitó.
En menos de 15 minutos Francine había cometido los pecados de hurto, gula y purgación antiestética… demasiado para obtener el indulto social. Y lo que es peor, no se lo pensaría dos veces si tuviera la oportunidad de volverlo a hacer.
Los perros y las personas tienen nociones totalmente distintas de la etiqueta, sobre todo a la hora de comer. La gente considera la comida como un acto social en que el respeto a los demás es prioritario. Sin embargo, la mayor preocupación de un perro a la hora de comer es hacerse con la mayor cantidad de comida posible.
«Al perro le parece perfectamente razonable ser un desvergonzado ladrón de comida, que no comparte su botín y que derrama buena parte de él por el camino», explica Judith Halliburton.
Ideas de un Perro, sobre la comida
Los modales de su perro (o la carencia de ellos) son el resultado de su evolución. Los perros eran cazadores que dependían de su fuerza y recursos para alimentarse. Su lema era «si logras conseguirlo, es tuyo». La segunda regla era «come, pues puede que tardes en volver a hacerlo».
Dejando aparte la nutrición, los humanos no compartimos sus ideas con respecto a la comida.
- La comida escasea. Aunque los perros de hoy día tienen la comida asegurada, aún comparten la actitud de sus antepasados y primos salvajes que solían comer una sola vez cada dos o tres días. Como es natural, cuando se les presentaba la ocasión se atiborraban de comida.
- Comer es poder. «Los perros solían vivir en grupos altamente organizados, donde cada miembro poseía una categoría social determinada y sabía quién se hallaba por encima y por debajo de él en el escalafón», explica Nicholas Dodman, profesor de farmacología de la conducta y director de la clínica de conducta animal de la Facultad de Veterinaria de la Tufts University en North Grafton, Massachusetts, y autor de Dogs Behaving Badly. Cuando el grupo cazaba una presa, los perros comían por orden de rango. Aunque parezca que su perro no se preocupe por el lugar que ocupa en la familia, en cierta medida, aún conserva la idea de poder.
Hace tan sólo unos 10.000 años que domesticamos a los perros. Puede que al final pierdan sus antiguas costumbres y empiecen a pensar en la comida como lo hacen las personas, pero hasta que ese día llegue, los perros serán perros y los buenos modales no les saldrán de manera espontánea. Se les debe enseñar, engañar o coaccionar para que coman como miembros civilizados de la familia. El modo de enfocar el problema depende del carácter de cada perro y de su conducta.
Malos Habitos de los Perros relacionados con la Comida
Implorar
En su incesante búsqueda de comida, muchos perros se convierten en consumados mendigos y pocos podrían disfrutar de una comida bajo sus conmovedoras miradas de famélicos. No importa que su perro pese cuatro kilos de más y haya comido hace tan sólo una hora; él sabe de qué pie cojea su amo. Sabe que cuando ladea la cabeza, agacha el hocico y le mira -o cuales quiera que sean los trucos que emplea habitualmente- usted condescenderá y le dará algo.
Pedir comida es una conducta errónea común que puede corregirse fácilmente. El perro acostumbra a realizar actos que le dan buenos resultados. «Si le ha pedido comida estando en la mesa y la ha conseguido, continuará haciéndolo», asegura Julia Jones, adiestradora canina y directora de programación de la región noroeste para la Canine Companions for Independence de Santa Rosa, California. Cuando se dan cuenta de que los viejos trucos no funcionan, los abandonan paulatinamente. He aquí una estrategia en tres partes:
- «Déle de comer tan sólo en su cuenco de comida», aconseja Jones. Los perros acuden a los lugares donde está la comida. Si se acostumbran a comer de su mano, siempre volverán a ella». Como es evidente, algunos tipos de comida pueden darse con la mano. «No hay nada malo en dar a su perro galletas y cosas por el estilo, pero no se las dé cuando esté en la cocina o en otros lugares en que su perro le haya pedido comida con anterioridad», recomienda Jones.
- Déle solamente comida para perros. No es perjudicial dar a un perro pequeñas cantidades de comida humana y cualquier perro sensible preferirá un sabroso trozo de filete a un cuenco repleto de pienso seco. Pero si el perro se aficiona a la deliciosa comida de sus amos, será muy difícil conseguir que se vaya «con las patas vacías».
- No condescienda y no vacile en marcharse. «No debe hacer caso de sus miradas», comenta Halliburton. «Si le presta atención cuando le pide comida, él albergará la esperanza de que se acabará rindiendo. En cambio, en el momento en que se le trata como si no estuviera allí, se dará cuenta de que está perdiendo el tiempo.»
Robar
Algunos lo hacen a la vista de todos. Otros esperan hasta que sus dueños salen de la habitación o se duermen. Entonces entran en acción: el niño se distrae un momento y su cucurucho de helado vuela; el bocadillo de jamón y queso desaparece de la cocina, y la basura es asaltada y esparcida por todas partes.
Si los perros formasen parte de los jurados en los juicios, los acusados con cargos por robo de alimentos serían siempre absueltos.
Los manuales de adiestramiento siempre aconsejan «corregir» al perro cuando se le sorprende cometiendo robos. Es cierto que el perro desea complacer a sus amos y unos cuantos «no» reprobatorios pueden convencerlo para ser un respetable ciudadano canino. «Sin embargo, la comida es una poderosa recompensa, ya se consiga legal o ilegalmente», asegura Halliburton. «Puede intentar enseñar a su perro a no robar comida pero volverá a hacerlo en cuanto se dé la vuelta.»
En lugar de emplear sistemas de adiestramiento formales para erradicar los robos de comida, muchos expertos prefieren utilizar otros métodos menos ortodoxos. El objetivo no es convencer al perro para que haga lo correcto, sino convertir el hurto en un acto menos gratificador. Pon atención a las siguientes recomendaciones.
- Un mármol incómodo. A la pregunta de por qué robaba bancos, el famoso delincuente Willie Sutton contestó que era ahí donde estaba el dinero. El perro comparte esa lógica y por eso acude al mármol de la cocina para robar comida. Dado que no podemos vigilar la cocina constantemente, los adiestradores han ideado algunas ingeniosas maneras para evitar los saqueos. Halliburton recomienda comprar un rollo de cinta adhesiva y colocar una tira a lo largo del borde del mármol. A continuación, coloque un cebo (un trozo de pan, por ejemplo) cerca de la cinta. Cuando su perro salte para atrapar el cebo, sus pezuñas se pegarán a la cinta y puede que le arranque algún que otro pelo. «El perro odia los objetos pegajosos», explica Halliburton. Repita la operación durante varias semanas y verá como su perro se aleja por completo del mármol de la cocina.
- Trampas en la basura. Desde el punto de vista canino, un cubo de basura es como un restaurante abierto las 24 horas; siempre de servicio, de fácil acceso y repleto de maravillosos aromas nauseabundos. En lugar de esconder la basura en un armario o de comprar un costoso cubo con una tapadera hermética, el modo más sencillo de mantener a un perro alejado de ella es convirtiéndola en un lugar desagradable. En las tiendas de animales se puede adquirir un dispositivo, parecido a una ratonera, dotado de un muelle y unas largas palas que provocan un estrepitoso sonido al moverlas. Este artilugio se puede introducir en el cubo o colocarse encima.
«Cuando el perro meta el hocico en la basura, la trampa saltará y el perro creerá que fue la basura la que estalló», afirma Halliburton. «Antes de volver a husmear, se lo pensará dos veces, aunque es probable que necesite unas cuantas lecciones.» - Nervios crispados. La aversión que el perro siente hacia los sonidos estridentes se puede aprovechar para alejarlo de las cocinas y los cubos de basura. Jones aconseja pasar un hilo por el centro de un perrito caliente ( hotdog o completo) y atar a su extremo varias latas de refrescos vacías. Cuando el perro muerda el anzuelo y salga corriendo, el ruido que producirá su botín le crispará los nervios. Si introduce monedas en las latas, el efecto será todavía mayor. El sabor picante no le hará daño pero disgustará a sus papilas gustativas. «Algunos perros deciden que la comida humana es demasiado picante para su gusto y ponen fin a los robos», asegura Jones.
Engullir
Del mismo modo que las personas, los perros abusan de los alimentos que tienen buen sabor. A diferencia de ellas, a los perros todos los alimentos les parecen sabrosos. «Comer en exceso es algo inherente a todo perro«, afirma el doctor Wayne Hunthausen, veterinario de Westwood, Kansas, y coautor del libro Handbook of Behavior Problems in Cats and Dogs. «La mayoría de los perros no se sienten satisfechos hasta que han cubierto con creces sus necesidades calóricas.»
Esta tendencia a la gula provoca que muchos perros imploren comida continuamente y se engorden. Y como sus sistemas digestivos no siempre responden de manera favorable, a menudo acaban vomitando, generalmente detrás de alguna puerta o sobre su mejor alfombra.
Puesto que la gula es producto de la evolución canina, es difícil reprimirla. Según el Dr. Hunthausen, lo que se puede hacer es intentar frenarla para que no caigan enfermos:
- Una dieta rica en fibra les hará sentirse llenos incluso si comen algo menos. Utilice pienso con mucha fibra o acompañe las comidas con harina de avena o verduras cocidas al vapor.
- Dar a su perro pequeñas cantidades de comida varias veces al día en lugar de una sola y abundante comida es otra manera de que se sienta más satisfecho. Devorará la comida igualmente pero, al menos, no se indigestará.
- En ocasiones los veterinarios recomiendan colocar una pelota de tenis o algún otro objeto de ese tamaño dentro del cuenco de la comida. El obstáculo obliga al perro a comer más despacio.
Proteger
La etiqueta se desvanece a la hora de comer, cuando el perro cree que debe proteger su comida e incluso el cuenco vacío. Halliburton explica que dicha conducta se debe a que sus antepasados también lo hacían y porque es la manera de fortalecer su posición dentro del grupo familiar. Es normal que un perro le gruña a otro que muestre demasiado interés por su comida. Sin embargo, los perros que se irritan por la presencia humana están olvidando las reglas y no tienen en cuenta que las personas (y no los perros) son los líderes y pueden ir donde les plazca, aunque eso implique acercarse a la comida.
Las agresiones provocadas por la comida pueden ser un problema ya que siempre conducen a otros tipos de agresiones. He aquí algunos consejos para que su perro se sienta más distendido y menos a la defensiva.
- Las personas comen primero. Debido a sus días en los grupos, el perro piensa que quienes comen antes son los líderes y que con eso no se juega. Por ese motivo los adiestradores aconsejan que los miembros de la familia coman antes que el perro y lo hagan en un lugar donde el perro pueda verlos. «Se trata de un paso sencillo que puede suponer una gran diferencia», asegura Sarao Wilson, adiestradora de Gardiner, Nueva York, y coautora de la obra Childproofing Your Dog.
- Obsérvelo al comer. «Cuando su perro coma, no abandone la habitación», aconseja Halliburton. «El perro no necesita intimidad, por lo que si le da la comida y se marcha, creerá que tiene derecho a disponer de la habitación para él solo mientras come.»
- Comer no es gratis. Un sutil modo de en¬señar a un perro a ser menos agresivo con la comida es recordándole que, si no fuera por su propietario, no tendría nada que llevarse a la boca. Ordénele sentarse o tumbarse antes de poner el plato de la comida en el suelo. Si no le obedece, retire el plato de su vista y vuelva a in¬tentarlo al cabo de unos minutos. «Al final el hambre le vencerá y acabará entendiendo cuál es su posición en la jerarquía «, explica Wilson.
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Hola que tal, oie un mega favor, tengo un perro pit bull de 4 meses la semana pasada mi perro comio cal y hoy se puso muy mal no kiere comer, saca bastant sangre y su popo huele muy mal que debo hacer ???
hola
te pasaste me ayudaron mucho tus consejos gracias