Para este ejercicio, lo mejor es utilizar un piano de juguete. Un piano de verdad es demasiado valioso para dejar que el perro lo arañe con sus uñas. Además, con un piano de cola de juguete y un candelabro en miniatura, su perro parecerá un verdadero dandi.
Siente al perro delante del piano. Toque las teclas y déle la orden PATAS ARRIBA, ayudándole a levantar las patas y colocándoselas sobre las teclas, si es necesario. Anímelo y tranquilícelo. A nuestro venerable músico le encantará la atención recibida. Ahora dígale: TOCA EL PIANO. Rásquele y acaríciele la parte inferior de una de las patas delanteras primero y, luego, la otra, a fin de ayudarle a usar las dos patas de forma alterna para tocar el piano. Trabaje en sesiones diarias de varios minutos, hasta que el perro se siente cómodamente delante del piano y empiece por sí solo a golpear las teclas, primero con una pata, luego con la otra.
¿Les molestará el ruido a los vecinos? Seguramente no. Lo más probable es que den por sentado que sus hijos han retomado sus clases de piano.