Perros Heroes

Todo sobre perrosHistoria del Perro

A lo largo de la historia muchos perros se han hecho célebres por sus servicios a la humanidad, y aunque son famosos los relatos de perros como Greyfriars Bobby, se conocen muy pocas historias de los perros que recibieron la Cruz Victoria por arriesgar su vida por un ser humano. Durante los años treinta, el diario Daily Mail creó la «Liga de la bondad» e instituyó entre otras actividades una condecoración al valor canino. Se investigaron centenares de casos pero sólo unos cuantos recibieron el prestigioso premio, que consistía en un elegante collar confeccionado con cuero marroquí azul con encastes de plata y una placa, también de plata, donde se leía «A su valor».

Chum, heroe canino

La Historia de la Encantadora Chum

Chum tomando vino

Un perro merecedor de la Cruz Victoria fue Chum, una entrañable sealyham terrier dotada de gran talento escenográfico en sus días de juventud e incasable en sus actuaciones frente a un público atento. Chum fue uno de esos perros que simplemente encantaba a los espectadores con cualquier tipo de truco o juego. Como parte de su repertorio de interpretaciones podía hacerse la enferma, escribir una carta, reír con un buen chiste, rezar y rodear con el brazo la cintura de un gato, que además, se dejaba «bañar» por su atenta compañera. Al concluir la actuación Chum se sentaba y “aplaudía”, sin duda felicitándose por su propia inteligencia.

En 1929 Chum llevó a cabo la hazaña que le hizo ganar el galardón, a costa por desgracia de perder la visión de un ojo. Chum vivía en la localidad de Southsea y una noche, alrededor de la 1:00 AM., sus propietarios se despertaron al oír arañazos en la puerta del dormitorio. Al darse cuenta del olor a quemado bajaron rápidamente y vieron que la planta baja de la casa estaba ardiendo y envuelta en un denso humo. El amo de Chum corrió hacia la calle para avisar a los bomberos pero por culpa del humo su esposa no pudo seguirle y en lugar de salir volvió a subir a la planta de arriba, se encaramó a una ventana y echó a andar por una estrecha repisa hacia la casa de al lado.

En la confusión que siguió, con los bomberos, las bombas, las mangueras y los curiosos, nadie vio a la perra, pero como la habían visto fuera de la casa se daba por hecho que estaba a salvo. Un rato después, cuando los bomberos pudieron acceder al piso superior del domicilio encontraron a un sealyham cubierto de cenizas y sentado pacientemente junto a la cama de su dueña. Al parecer, Chum había abandonado la casa pero había vuelto al dormitorio sorteando las llamas para buscar a su ama y al encontrar la estancia vacía se había sentado esperando su regreso.

Chum había sufrido quemaduras graves en las orejas y la cabeza y había perdido la visión de un ojo a consecuencia del incendio pero gracias a los atentos cuidados de sus dueños logró sobrevivir. A partir de entonces las actuaciones de Chum sufrieron cambios forzados por las circunstancias.

Su fotografía apareció varias veces en la prensa junto a las de otros perros premiados por su coraje en exhibiciones de toda Gran Bretaña, donde el interés que mostraba el público por los perros que habían realizado hazañas era tan grande que los certámenes disponían de una sección aparte donde los asistentes podían conocer en persona a los héroes caninos.

La historia del Valiente Bunty

Bunty, heroe canino

Otro perro que ganó la Cruz Victoria como resultado de un incendio fue Bunty, un macho cruzado con ascendencia directa de un Labrador Retriever. Bunty, de mirada atenta aunque algo tímido de cachorro, se veía confundido a menudo porque el loro de la familia se sabía su nombre y de vez en cuando lo llamaba, y él acudía corriendo y se llevaba una decepción. Es probable que ello explicara el miedo de Bunty a los ruidos raros y su enorme recelo a los extraños. Cuatro años después cambió de amos y pronto estableció un estrecho lazo con su nuevo propietario y con la criada de la casa. En una ocasión ella se cayó delante de la chimenea encendida de la cocina y las puntillas de su vestido se prendieron con fuego. Por fortuna Bunty, plenamente recuperado de su crisis de confianza en sí mismo, lo presenció todo y con la boca y las patas rasgó y arrancó los trozos de tela en llamas del vestido, sufriendo graves quemaduras al hacerlo. Las quemaduras que sufrieron el perro y criada tardaron cinco semanas en curarse. Los rumores sobre el valor que había demostrado el perro se difundieron rápidamente y lo premiaron con el collar de plata y la Cruz Victoria. Además, admiradores surgidos de todas partes le concedieron muchos otros galardones.

Chum y Bunty son sólo dos ejemplos heroísmo canino, pero existen muchos otros perros en el mundo que llevan a cabo proezas similares sin recibir más que la gratitud de la persona que han rescatado.

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